Arthur Fleck, el lado humano de el Joker
Debo admitir que como fanático absoluto de Batman el sólo hecho de escuchar que sería lanzado un filme en exclusivo para el Joker, eterno rival por excelencia del caballero de la noche produjo en mí una expectación como muy pocas veces ha causado un estreno.
El hecho tal es que Joker no decepcionó a nadie, a absolutamente ninguna persona, fue un hito que cumple con todos los fundamentos básicos (y muchas veces olvidados en la actualidad) del séptimo arte como para convertirse en un clásico de culto, algo que ocurrirá tarde o temprano.
El Guasón no siempre fue un villano
Porque el resultado de Joker no solamente se basa en la pletórica actuación de Joaquín Phoenix, no, esa es sólo la punta del iceberg. Joker hace que por vez primera pienses en el villano morado como un ser humano del montón, como alguien a quien pudiste haber maltratado en tu vida con comentarios o una simple mirada.
Esto último obra del magnífico trabajo de Todd Phillips, quien me dio una bofetada ya que no confiaba en él como director de este gran barco. Porque Joker cuenta con un guión perfectamente estructurado, de esos que no duran más de lo que deben y que tanto se extrañan en estos momentos en una industria saturada por historias inconexas que perdieron los fundamentos de Syd Field y su Manual del Guionista.
El Joker, una película minimalista
Así tal cual se presenta una obra como Joker, que tiene en el minimalismo la respuesta a todos los males que el aburrimiento quiera hacer sortear sobre nosotros. Porque este Joker es el más humano de todos los que han saltado a la palestra, porque es uno más de nosotros, un mortal que sólo se adorna con maquillaje y traje y no con artillería pesada. De eso se trata la vida real, de eso se trata Joker.